martes, septiembre 25

Modales – Primera parte

Desde chicos, nos han formado hablando de modales; que debemos tener “buenos modales”. Pero ¿qué son los modales?

Vamos a ver algunas descripciones:

“Acciones externas de cada persona con que se hace notar y se singulariza entre las demás, dando conocer su buena o mala educación”. - RAE

“Conjunto de expresiones, gestos, movimientos, actitudes, etc., que una persona utiliza para comportase en público y con las demás personas, especialmente según ciertas reglas sociales comúnmente admitidas”. - Diccionario Google.

“Algo que vemos y en lo que nos fijamos. Algo que singulariza a una persona y nos indica con meridiana claridad su buena o mala educación. ¿Comprenden ustedes ahora la importancia de los modales? Algo esencial para todo el mundo, independientemente de su nivel social.
Y ¿qué es la educación?: El conjunto de actitudes, usos y costumbres, modos de ser, de hacer y de comportarse que son la plataforma de la convivencia y de su expresión política, la democracia. La buena educación es, por tanto, el ‘vestido esencial’ del ciudadano”. – El Gran libro del Protocolo, José Antonio de Urbina.

Todos nos fijamos, queriendo o no, en los modales de los demás y a partir de allí, sacamos conclusiones: es educado, es maleducado, me cae bien, no me cae… Y así como lo hacemos con los otros, los demás lo hacen con nosotros mismos. De allí la importancia de tener “buenos modales” en nuestra vida cotidiana.
¿Les ha sucedido que han conocido a una persona con muy buenos modales, educada, respetuosa? ¿No les es muy simpático de primera intención? …para quedarse pensando ¿no?
Uno de los lugares donde se demuestran más nuestros buenos modales y nuestra buena educación, es en la mesa.

Vemos qué nos dice el Manual Carreño, que dicho sea de paso, no es un libro que haya pasado de moda, ni mucho menos. Todos estamos en la obligación de darle una leída porque, de verdad, encontraremos datos que nos van a servir siempre. Entonces, Manuel Antonio Carreño nos dice en su Artículo IV – De la Mesa, Sección Primera – De la Mesa en General:

“1.- La mesa es uno de los lugares donde más clara y prontamente se revela el grado de educación y de cultura de una persona, por cuanto son tantas y de naturaleza tan severa, y sobre todo tan fáciles de quebrantarse, las reglas y las prohibiciones a que está sometida.

2.- Según esto jamás llegará a ser excesivo el cuidado que pongamos en el modo de conducirnos en la mesa, manifestando en todos nuestros actos aquella delicadeza, moderación y compostura que distinguen siempre en ella al hombre verdaderamente fino”

Y luego Carreño sigue con el consejo que todas estas reglas deben ser observadas no solo cuando estamos en una mesa que no es la familiar, sino que debe ser costumbre diaria seguirla, porque así adquirimos el dominio y nuestros modales sean naturales y no fingidos.

Entonces, ¿cuáles son estas reglas de conducta en la mesa?

Vamos a ir viéndolas por etapas.

Cuando pasemos a la mesa:
- Es obligación de la anfitriona indicar el lugar de cada uno de los invitados en orden de precedencia, ¿recuerdas?, si no, échale un vistazo al título “Cómo sentar a tus invitados a la mesa”.

- Es obligación del invitado esperar la indicación de la anfitriona, dónde deberá sentarse. Si nadie te indica dónde sentarte, entonces espera que las personas dueñas de casa y de mayor precedencia tomen su lugar. Recordemos que la precedencia se determina por:
Edad – rango – sexo, es decir: las personas de mayor edad son más importantes, las de mayor rango van primero, y las mujeres van delante de los hombres.
Así que, por criterio, puedes determinar cuál será tu lugar. 

Si estamos en un restaurante y vamos llegando de a pocos, esta regla no aplica, sino que cada uno va tomando lugar según va llegando. Pero si llegan todos juntos, la regla de la anfitriona (en este caso, la persona que ha invitado) aplica como si estuvieran en su casa.

La postura en la mesa:
Al momento de sentarnos deberemos hacerlo por el lado izquierdo de la silla, si la disposición de la mesa y las sillas nos lo permiten. No arrastrar la silla, sino levantarla ligeramente para no hacer ruido.
Sentarnos de forma adecuada sin dejarnos caer como saco de papas.
En la silla hay que estar erguidos, con las piernas juntas y las manos y antebrazos sobre la mesa. Como siempre mamá nos dijo innumerables veces: no se ponen los codos sobre la mesa, tampoco todo el antebrazo. Ambos brazos sobre la mesa, no dejar una mano sobre las piernas, debajo la mesa.
El cuerpo deberá estar a una distancia conveniente de la mesa, ni muy cerca que la mesa nos apriete y nos impida movernos con soltura, ni muy lejos para no tener que reclinar el cuerpo hacia la mesa al momento de comer.
No reclinarse en el respaldo de la silla, ni apoyar los brazos en el respaldo de nuestra silla ni en el de la silla de al lado. 
No estirar las piernas, ni los brazos de tal forma que podamos incomodar a los demás comensales.

En la segunda parte veremos el uso de la servilleta, los cubiertos y la cristalería.