miércoles, enero 13

Trece en la mesa… ¡jamás!

Existe en algunos países y algunas personas la superstición del número trece. Incluso hay hoteles que no tienen el piso número trece o habitaciones número 13.

En protocolo existe la regla de no sentar nunca trece personas en la mesa.

Si al hacer tu lista de invitados te das cuenta que tienes once invitados (más dos anfitriones) deberás aumentar tus comensales o de lo contrario quitar alguno.

Evita tener 14 o 15 si son parejas, para que a última hora alguien te llame a disculparse que no puede llegar, y resultan 13 para comer.

Si esto sucede, a última hora, deberás montar dos mesas, de 7 y 6 u 8 y 5, presididas la primera por la anfitriona y la otra por el anfitrión.

En una oportunidad me tocó asistir a una reunión, que inicialmente la invitación me llegó como cena, pero ya en el lugar, me di cuenta que la mesa no estaba puesta, y toda la comida fueron bocaditos, o fingerfoot. Más tarde el anfitrión, ya en confianza, me comentó que no logró modificar el número de sus invitados que llegamos a ser trece, es por ello que no nos sentamos a la mesa.

La tarjeta personal de plato

O también llamada tarjeta de puesto de mesa, es aquella que se coloca en el lugar del invitado, para que identifique su lugar, y en ella va su nombre y cargo.
Si es un evento oficial, irá el escudo o el símbolo de tu evento (por ejemplo, las iniciales de los novios en una boda) y su ubicación es delante del plato de sitio.

Foto extraída de: www.es.aliexpess.com


Esta es la forma que indica el protocolo, pero si no quieres regirte tanto a este, puedes usar tu imaginación y crear distintos tipos de tarjetas y ponerlas por ejemplo sobre la servilleta, o en la silla... eso  va enteramente a tu creatividad, pero recuerda, ya le quitas un poco de brillo a tu evento.

No se acostumbra poner la tarjeta de los anfitriones, pues, como es obvio, son los dueños de casa, las presidencias están definidas  y saben perfectamente cual es su lugar.

Únicamente, diría yo, se podría poner la tarjeta con los nombres de los anfitriones en una mesa redonda, donde no se determine exactamente cual es el lugar de presidencia. Solo así, para que los invitados puedan identificar, antes de sentarse, las presidencias.